viernes, 13 de enero de 2023

PUERTAS Y PASOS; PRESENTE Y PASADO - La Iberia de Angel y Chiho (capítulo sexto) -

Los artículos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes (con un comentario explicativo en rojo). Podrán leerse completos; pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, que contiene los artículos que hemos editado en “DEL CIPANGO AL SPANGO". PARA LLEGAR A ELLOS, hacer clik sobre:  https://delcipangoalspango.blogspot.com/2023/01/indice-de-articulos-de-del-cipango-al.html



SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del famoso Arco Romano de Medinaceli, Soria. Arriba, fotografía actual del monumento, tomada en dirección Sur; donde podemos observar que el paso se sitúa sobre un acantilado. Su ubicación se ha interpretado como un posible camino hacia el cielo; aunque también puede deberse a que este arco marcaba la frontera entre dos demarcaciones romanas (la Cluniense y la Cesaraugustana). Abajo, la misma construcción en una imagen de hace más de treinta años.




JUNTO ESTAS LÍNEA
S: un dibujo que hice algunos años, dedicado a una buena amiga que había fallecido y donde representaba un Torii. Puerta del paraíso, que construyen los nippones en los lugares sagrados, o en emplazamientos muy bellos. Considerándose que marca la frontera entre lo divino y lo humano. Por cuanto, el significando esos Torii (entradas al cielo), sería similar al de nuestras cruces, sobre columnas (elevadas en el campo, en las montañas, junto al mar o en las ciudades). Marcando, o recordando, el paso entre lo cotidiano y lo sublime; obligando a aquellos que las observan, pensar sobre ese momento de transición hacia lo trascendente. Suponiendo con ello, los Torii, esa unión entre el Mundo real y el celestial. Un concepto que en Occidente se ha diluido, aunque hace miles de años existían puertas semejantes, de sucesión hacia lo divino. Representadas en los famosos arcos de triunfo romanos, que descendían de los “pilonos egipcios”. Pese a que ni las del Nilo, ni las del Lacio, pueden relacionarse plenamente con las “puertas del cielo” budistas -o sintoistas-. Ya que las del Japón se originan de las Torana hinduistas, de donde tomaron hasta su nombre (Torii). En el presente artículo vamos a intentar ver esos “pasos” entre lo cotidiano y lo transcendental, representados en múltiples detalles arquitectónicos de nuestra Iberia.






SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: tres imágenes de una de las salidas a la Muralla de Cáceres (Capital); llamada antaño Puerta del Río, al estar en el camino hacia el arroyo, donde se situaban los lavaderos. Actualmente esta salida a extramuros, se denomina Arco del Cristo; debido a la hornacina que situaron sobre él, donde se guarda un cuadro que representa un Crucificado -tal como podemos observar en la fotografía superior-. En este capítulo sexto vamos a analizar el significado de los pasos y las puertas, como símbolo iniciático y religioso.






A) Grandes momentos de “paso histórico”: 3500 a.C., 1200 a.C. y 2000 d.C.

Leyendo la intitulación de este epígrafe podemos preguntarnos cual será la relación plena entre nuestra época y el siglo XXXVI, o el XIII a.C.. Ante lo que afirmo que -en mi opinión- pese a los miles de años de distancia; considero que contienen unos paralelismos plenos. Pues como ya expusimos en varios de nuestros artículos (especialmente en el anterior capítulo de la Iberia de Angel y Chiho); a mi entender, los años que vivimos son un tránsito entre la Edad de los Metales y la Era del plástico. Conformando, asimismo, el paso desde una civilización cuya energía se produjo por implosión y fuego; a una etapa donde las máquinas y tecnologías estarán alimentadas con sistemas químicos o atómicos. Es decir, nuestro tiempo es una transición entre la Edad de los Metales y la del Plástico; pero asimismo el cambio entre la Era de energías basadas en el fuego; frente a otras futuras, generadas a través de la química o técnicas nucleares. Todo cuanto afirmamos en la anterior frase; se demostraría comprobando cómo, hasta bien entrado el siglo XX, las herramientas, enseres y armas, fueron fabricadas con metales. Y a su vez, observando, que el mecanismo de los motores y armas, hasta hace casi cien años, procedía de la explosión -provocada por la pólvora o con combustibles fósiles-. Muy por el contrario, desde el siglo XIX comenzaron a surgir nuevas energías, como la electricidad; originada desde la turbinas de antiguos molinos fluviales. Siendo desde entonces el fluido eléctrico una alternativa a los sistemas de implosión; pasando finalmente a descubrirse durante el siglo XX las energías y armas atómicas.

Los avances antes descritos (la Era del Plástico, la energía eléctrica junto a la atómica), suponen para la Humanidad un paso tan solo comparable al que dieron aquellas primeras civilizaciones que usaron los metales en el Planeta. Hablamos del comienzo del calcolítico, poniendo fin a la Edad de Piedra; generando lo que conocemos como eneolítico, donde el uso del cobre va superando al de herramientas pétreas, pulidas. Todo ello sucede en diferentes etapas y distintos puntos de nuestro Mundo; aunque en la Europa que conocemos podemos fecharlo, entre el 4000 y el 2500 a.C.. Produciéndose posteriormente la Edad del Bronce, al descubrirse la aleación del cobre con estaño. Una nueva etapa histórica que se irá difundiendo gradualmente, por todo nuestro Continente; pudiendo afirmarse que hacia el 2500 a.C. ya se conocía el bronce prácticamente en toda Europa. Por su parte, ese nuevo metal, en Egipto y en Mesopotamia, originaría nuevas y magníficas civilizaciones. Naciendo entre el Tigris y el Éufrates el Periodo Sumerio entorno al siglo XXX a.C. y más tarde el Acadio. Asimismo, el uso de bronce se extendió y perfeccionó en la zona del Nilo en siglos coetáneos; provocando allí el final de la etapa Nagadiense y originando el periodo Tinita, entre el 3100 y el 2800 a.C. (conocido como el Egipto dinástico). A la par, y gracias al conocimiento de aquella aleación, nacieron otras culturas “broncíneas”. Destacando entre ellas, las primeras euroasiáticas, como las de Anatolia (Tell Brak); y principalmente la Creto chipriota (La Minoica Prepalacial) o las de Malta. Mientras, en paralelo, se produjo en nuestra Península el comienzo y difusión del Vaso Campaniforme o la posterior Cultura del Argar -expandiendo El Bronce por el área atlántica y el Norte de Europa-.

Todo aquel Mundo Antiguo, que relatamos, construyó Las Pirámides y los Zigurats; los templos minóicos y fueron los cimientos de Micenas o del Imperio Hitita. Además, en esta época del Bronce, nacieron en nuestras tierras numerosos megalitos y tumbas de corredor (de etapa final); junto a las motillas y urbes de Los Millares, del Campaniforme o de El Argar. Culturas que difundieron esta aleación de cobre y estaño por todo el Occidente continental. Asimismo, fue el mundo del Bronce ibérico, el que principalmente potenció la expansión del dolmenismo por toda la Europa Atlántica. Exportándolo a las costas de Francia, Norte del Europa, las Islas Británicas y hasta el Báltico; recogiendo las bases y modelos del antiguo megalitismo, aplicando nuevas formas arquitectónicas y religiosas. Es así como nos encontraremos con la gran cultura del Bronce en la Cuenca del Atlántico (entre los siglos XXV al X a.C.); a la vez que en el Mediterráneo nacerán gracias al nuevo metal, civilizaciones como las de: Malta, Creta y Micenas, o el Egipto Dinástico (originando en Anatolia varias Sociedades; en paralelo con la sumeria de Mesopotamia).

Pero estas grandes Sociedades, antes citadas, desaparecerán entre los siglos XIII al IX a.C.; tanto en Europa como en el Mediterráneo, en el Tígris y el Éufrates. Cayendo y diluyéndose, vencidas por otro nuevo metal: El Hierro. Cuando la forja comienza a difundirse, desde el siglo XIV a.C. y desde Anatolia. Lo que a mi juicio sucedió, debido a que en esta época las temperaturas del Planeta bajaron estrepitosamente, obligando a usar el carbón mineral para calentarse. Antracitas, hullas y turbas, que parece fueron utilizadas en las estufas; especialmente del Cáucaso y de la actual Turquía central. Motivando que se creasen hornos alimentados por estos carbones, capaces de superar los mil quinientos grados centígrados; donde se comprobó que el mineral de hierro se derretía. Tras ello, solo hubo que aprender el arte del templado, para obtener acero; algo que parece surgió de manera natural, pues se cree que los primeros temples se debieron a la casualidad. Tras orinar sobre las hojas de espadas o lanzas mientras estaban al rojo vivo; produciendo una gran reacción de endurecimiento en el metal. Desde ello, se pasaría a la inmersión en baño (con agua entono a los 36 grados) y se obtendrían armas de hierro templado, que partían las de bronce de un solo golpe. Este proceso, logrado entorno al 1300 a.C. en Anatolia, logró cambiar la Historia; al difundir un nuevo metal, más poderoso que el usado por todas las Sociedades de entonces. Motivando la caída de las grandes Civilizaciones del Bronce, y destruyendo: el Antiguo Egipto (Imperio Nuevo, sometido al ataque de férreas hordas); la Creta Palacial (minóica) y Micenas; el mundo Hitita y la Mesopotamia Caldea (que fue invadida por los asirios, quienes pronto logran el secreto del Hierro, debido a su proximidad con el Cáucaso). De este modo, hacia el 1200 a.C., cambió enteramente la Historia del Mundo Antiguo. Desapareciendo la XVIII dinastía faraónica; para llegar un siglo más tarde a su trono, los bárbaros que atacaron el Nilo con armamento férreo. Cayendo igualmente el mundo Casita, en Mesopotamia; pasando a gobernar los Asirios esa zona luego conocida como Babilonia. Erradicándose el mundo de Hatti y Hattusa; sin que el imperio hitita pudiera renacer. Invadiendo estos ejércitos bárbaros del hierro, asimismo: Anatolia, Creta y Grecia; aplastando la civilización minóica y la micénica.







SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: tres imágenes del exterior de a iglesia de Santiago (en Cáceres capital). En su fabulosa arquitectura podemos apreciar las formas de marcar “entradas” o “pasos”, entorno al templo.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo, entrada a la misma iglesia cacereña de Santiago; donde vemos la estatua de un peregrino sobre su puerta. El viaje, simboliza el tránsito; del mismo modo que la puerta significa el acceso a otra vida, o la trascendencia hacia otro Mundo. Es así como cada Año Jacobeo, se abre la “puerta del perdón” en Santiago de Compostela, para recibir a quienes buscan lograr el jubileo.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, patio en Cáceres y acceso a través de su paso enrejado. Abajo, otra imagen de la iglesia de Santiago en Cáceres.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado y abajo, pasos y patios junto a la muralla cacereña.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de iglesia, en el casco antiguo de Cáceres. Abajo, Paso, en la muralla cacereña.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado y abajo, dos fotos tomadas en el interior del Museo Provincial y Arqueológico de Cáceres (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, puerta en la iglesia de Cuacos de Yuste. Se dice que estas bolas que se situaban en serie (sobre los sillares), junto a las ventanas y portadas de los edificios. Para servir como amuletos apotropáicos, con el fin de que la peste no entrase en el lugar. Simulando aquellas “pelotas” de piedra, ser los bubones del apestado; pues quienes sufrían la enfermedad y sobrevivían, eran inmunes a ella. Estos y otros símbolos, nos enseñan el significado de las puertas y pasos de antaño. Abajo, puerta en el palacio de los jesuitas de Fregenal de la Sierra (Badajoz). Las caras, objetos y esculturas que se añadían a estas portadas, no solo tenían un valor estético; sino servían también como talismanes contra ciertos males que rondaban las casas.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, Chiho junto a una de las puertas de la Hostería de Guadalupe (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, portada de una de las iglesias de Garrovillas, Cáceres.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta interior de la Hostería de Guadalupe (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, exterior y entrada al Monasterio de Guadalupe (Chiho mostrando un pan de la zona).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, puerta interior de la Hostería de Guadalupe (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, exterior y entrada al Monasterio de Guadalupe.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, salida de la iglesia de Higuera Real, junto a Fregenal (Badajoz). Abajo, Colegiata de Hoyos, en Cáceres.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, puerta de la parroquia de Hoyos, Cáceres. Abajo, Chiho en la entrada a la iglesia de San Miguel (en Jerez de los Caballeros, Badajoz).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de Medellín (Badajoz). Al lado, iglesia donde fue bautizado Hernán Cortés. Abajo, salida desde el Castillo de Medellín, al fondo vemos el Guadiana y la iglesia antes citada.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, fachada de otro templo en Medellín (restaurado y actualmente usado como museo). Abajo, entrada a Santa Eulalia de Mérida, con un magnífico portal conformado con los restos del templo romano de Marte.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo, dos imágenes de Nogales (Badajoz), su castillo, campo santo y ermita, sobre el cerro.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada de la ermita, junto al castillo de Nogales. Abajo, puertas del Palacio de Mirabel, en Plasencia -Cáceres- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo, dos imágenes de la entrada a la Catedral de Plasencia (Cáceres).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo; Puerta de Trujillo, acceso a la muralla de Plasencia.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, palacio episcopal de Plasencia; acceso a su patio. Abajo, portada de la iglesia de Arroyo de la Luz (Cáceres).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada de la iglesia de Berzocana, Cáceres. Abajo, entrada a la iglesia de Talarrubias, Badajoz.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado y abajo, dos fotos a la salida de la iglesia de Lagartera -Toledo- (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado y abajo, otras dos fotos más en las puertas de esta iglesia de Lagartera (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, iglesia de Estrella (Cáceres). Abajo, portada de la iglesia principal de Oropesa, Toledo.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, paso en la muralla de Talavera de la Reina (Toledo). Abajo, Torralba, Cáceres.







BAJO ESTAS LÍNEAS: Torralba, Cáceres.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, plaza de Trujillo, vista desde el paso de los arcos del palacio de Pizarro. Abajo, puerta de un palacio, en Trujillo.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, iglesia de Valverde de la Vera (Cáceres). Abajo, subida a la iglesia de Valencia de Alcántara (Cáceres).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: dos imágenes de la puerta principal de la iglesia de Villalba de los Barros (Badajoz); detalle y Chiho junto a ella, para ver escala de claveteados en la hoja.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes más de la referida puerta principal, en la iglesia de Villalba de los Barros (Badajoz).







BAJO ESTAS LÍNEAS:  Entrada principal, en la iglesia de Villalba de los Barros (Badajoz).







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso en las calles de Zafra (Badajoz). Abajo, entrada a la Colegiata pacense de Zafra.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de Zafra. Al lado, puerta de salida a la terraza, desde las habitaciones del Parador de Zafra. Abajo, otro de los pasos en las calles de la localidad; se observa una ermita sobre el arco, lo que era normal en la época, para que actuasen como protectores de quienes pasaban bajo este (invitándoles, subir a la iglesia; para venerar a los santos que allí se guardaban).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de Zafra. Al lado, terrazas de su Parador. Abajo, fachada del Convento de Santa Clara.






BAJO ESTAS LÍNEAS: Curiosa foto de Barcarrota (Badajoz) donde podemos ver el estado de sus calles, antes de ser pavimentadas. Apreciando la amplitud de vías y la estética de la potada de su iglesia, exenta de coches y asfaltos.



B) 1212 antes de Cristo; Troya y el tránsito histórico:

En el apartado anterior hemos explicado lo que para el Mundo Antiguo, significó la aparición de El Hierro hacia el 1300. Un momento en que todas las civilizaciones de El Bronce decayeron y gradualmente desaparecieron. Hechos que produjeron un enorme atraso cultural, frente al avance tecnológico que significaba el nuevo metal. Un progreso debido a que el mineral férreo, a diferencia del bronce. abundaba por doquier; era barato de extraer y fácil de trabajar (siempre que se conocieran sus secretos). Debido a que la casiterita y el cobre, apenas podían encontrarse en el Mediterráneo y tan solo existían abundantemente, en las minas del Cáucaso o en tierras del Atlántico (especialmente en las de Iberia y en las Islas Británicas). Ello, unido a la dificultad de lograr un bronce elástico -que se consigue con una aleación de 8% de estaño y 92 % de cobre-; supuso que las civilizaciones basadas en este metal estuvieran obligadas a viajar y a conocer todos los secretos de crisol y de sus combinaciones. Todo lo que provocó que las grandes Sociedades de la Edad del Bronce (Egipto, Mesopotamia, Creta, Malta, etc), fueran muy avanzadas, cultas y refinadas.

De forma muy diferente, las Sociedades armadas con hierro, apenas tuvieron que trasladarse para llegar a minas con grandes vetas férreas. Por cuanto, una vez conocida la temperatura de fusión del mineral (sobre los 1500 grados cent.) y la fórmula para templar el acero; pudieron armarse sin problemas. Ello provocó que hasta los más ignorantes lograsen fabricar espadas, puñales, lanzas y recubrir corazas. Consiguiendo conformar ejércitos, cuyo armamento superaba el que utilizaban las huestes de la civilizaciones más importantes; partiendo las hojas de bronce del ejército egipcio, las de Hattusa, de Mesopotamia (caldea), las minóicas o las micénicas. Este hecho supuso el caos en Oriente Medio; que comenzó con la caída del Mundo Hitita, primer frente abierto en Anatolia por las hordas del Hierro. De ese modo, el empuje de estos nuevos pueblos errantes, armados con acero y deseosos de buscar nuevas tierras; provocan la eclosión de migraciones guerreras, llamadas de los Pueblos del Mar. Quienes en el 1200 a.C. ya atacaron a Ramsés III (a los que el faraón parece que logró parar). Aunque un siglo más tarde se internarán en el Nilo, logrando allí tanto poder como para hacer caer el Imperio Nuevo, e instituir una dinastía de reyes con su origen. Asimismo, hacia el 1200 conquistaron Micenas, todo lo que narrarían las epopeyas de Homero; contenidas en La IIiada y la Odisea. Una Guerra de Troya que se considera se produjo hacia el 1212 a.C.; y cuyo motivo de contienda -a mi juicio- fue la aparición del Hierro. Ya que esta ciudad cerraba el Bósforo y el paso hacia las minas de cobre o estaño, del Cáucaso; una situación estratégica, que dejó de tener importancia desde la aparición del nuevo metal (quedando así Troya; sin poder, ni fuerza). Poco más tarde de esos sucesos (hacia el 1100), desapareció el mundo Minóico, tras recibir Creta y Chipre el ataque directo de esos Pueblos del Mar (ya como dorios). Quienes asimismo, se van estableciendo en las costas de Oriente Medio, generando culturas como la filistea y la fenicia.

En lo que se refiere a nuestra Península; los movimientos y migraciones descritos, en el Levante Mediterráneo; vinieron a reflejarse poco después. Con una primera llegada hasta las costas españolas, de quienes escapaban de los “hombres del hierro”. Apareciendo desde el siglo XII nuevas gentes; claramente procedentes de Anatolia, Creta, las islas Cicládicas y del Creciente Fértil. Aunque siglo y medio más tarde llegarían hasta tierras de Iberia, los primeros colonizadores, armados con el nuevo metal; destacando entre ellos: Los fenicios, y más tarde los primeros griegos (llegados de la fócida, hasta Rosas; hacia el sigo VIII a.C.). Así fue como se generaron nuevas culturas y se conformó finamente nuestra etnia ibérica, con la aparición por mar de esos Colonos del Hierro; junto a la venida por tierra, de gentes indoeuropeas (fundamentalmente pastores, que procedían de Centro Europa). Siendo estos últimos, los que se trasladan desde Europa Central a pié (posiblemente con sus rebaños), asentándose la Península y a los que llamamos comúnmente: Celtas. Quienes formarían las diferentes etnias celtibéricas (vettona, arevaca, vaccea, pelendona, tittia, bella y largo etcétera); junto a otras como la lusa, la astur o la galaica. Finalmente, la unión de esos los habitantes autóctonos (ya mezclados con celtas), junto a la colonización de fenicios y griegos; originó Tartessos. La civilización más rica y avanzada que se produjo desde el Bajo Bronce en la Península (desde el siglo X a.C.) y que cayó ante la expansión de Cartago, tras el final de Fenicia (destruida y ocupada por Nabucodonosor, en el 574 a.C.).

Todo lo que narramos, explica cómo se produjo el paso del Bronce al Hierro; entre los siglos XIII al X a.C.. Derribando grandes civilizaciones milenarias y generado un vacío cultural durante siglos; debido al descubrimiento y expansión del acero, a manos de Sociedades sin organización ni pasado. Un templado del hierro, hallado antes del 1300 a.C. en Anatolia y difundido en el Mediterráneo principalmente por los Pueblos del Mar (o en Asia Menor por otras Sociedades, como la Persa y la Asiria). Nuevo metal que fue principalmente importado hasta tierras peninsulares; por los fenicios, griegos y celtas. Quienes al vencer y doblegar rápidamente otros pueblos más antiguos, asentados en la Península (muchos, con gran tradición); provocaron una aculturación y una enorme crisis de civilización. Sucediendo lo mismo que en Egipto, en Anatolia o en la zona de Creta y Grecia; donde la caída de sus antiguos sistemas supuso una verdadera regresión económica y cultural, que tardaría siglos en superarse.

Finalmente, el Hierro y su difusión, generó un ciclo histórico, cuyas formas de vida y valores permanecieron durante milenios. Originando Sociedades cuyos orígenes podemos fechar entorno a los siglos X y VIII a.C. (como Fenicia, Grecia, Israel, Asiria o Babilonia); algunas de las que lograron mantenerse, casi iguales y hasta La Baja Edad Media. Surgiendo debido al acero, varios sistemas con unas bases culturales que prevalecieron hasta nuestros días. Pues no hemos de olvidar que nuestra “madre” Roma fue una de estas civilizaciones del Hierro; que desde el siglo III a.C. dominó gradualmente las tierras ibéricas. Lo expuesto supone que esos cambios introducidos por el acero y las nuevas civilizaciones nacidas desde su expansión; fueron las bases de nuestras Sociedades europeas hasta el siglo XVIII. Momento en que por primera vez y en más de dos milenios, se replantean esos principios culturales, que hasta entonces habían imperado en todo el Continente. Cambiándose los fundamentos que durante más de veinte siglos habían guiado a gran parte de Europa; tras la aparición de la ilustración . Anulando desde hace unos doscientos años, el ideario romano y la filosofía greco latina, que se contempló como nuestros cimientos culturales, desde antes de Cristo. Guiándose asimismo, por un pensamiento judeo cristiano; que unido a esas filosofías grecorromanas, fueron los ejes de la razón y la moral en Occidente. Todo lo que significó el modo en que esas civilizaciones y la cultura procedente del Hierro, prevalecieron entre nosotros; desde el siglo III a.C., hasta el XVIII d.C. (cuando fueron prescindiendo de ellas).







SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, Alvite (Orense). Al lado, paso en una de las iglesias de Ribadavia, Orense. Abajo, entrada a una de las iglesias de Allariz.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: dos imágenes de la iglesia de Bayona (ex-colegiata de Santa Marina), Pontevedra. La puerta de entrada y su fachada.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: dos fotografías de los pasos y puertas en el Monasterio de Melón (Orense).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos fotografías más, de pasos y puertas en el Monasterio de Melón (Orense).













JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos fotografías mas, de pasos y puertas en el Monasterio de Melón (Orense).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotografías más, de pasos y puertas en el Monasterio de Melón (Orense).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotografías de la entrada a la Catedral de Orense.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada al Pazo de Oca, en La Estrada; Pontevedra (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).






BAJO ESTAS LÍNEAS: galería del Parador de Monforte de Lemos.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada de la iglesia de San Miguel en Ribadavia (Orense).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de fachadas en iglesias de Ribadavia, Orense.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos más de fachadas en iglesias de Ribadavia, Orense. En la última se halla en la entrada de la parroquia, quien redacta este artículo.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, detalle de un paso y altar, tras un ábside en Ribadavia. Abajo, arco de paso en la famosa ermita mozárabe del Monasterio de Samos, Orense (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Sarriá (Lugo); paso cerrado en una iglesia. Abajo, entrada a la iglesia de San Andrés, Santiago de Compostela (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la catedral de Tuy (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Al lado, claustro. Abajo, tímpano de la entrada principal.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, entrada a la iglesia de La Alberca (Salamanca). Abajo, entrada a la iglesia de Miranda del Castañar (Salamanca). Observemos en el suelo, rocas y vanos de lo que pudo ser un antiguo altar de los vettones.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso en las calles de Miranda del Castañar (Salamanca). Abajo, curiosa puerta decorada de modo “pop” en Miranda del Castañar.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, iglesia de Santiago, junto a la Plaza Mayor de Salamanca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, exterior y entrada a la misma iglesia salmantina.






BAJO ESTAS LÍNEAS: sacristía del convento de San Esteban, en Salamanca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes de Alcalá de Henares. Al lado, puerta de una iglesia. Abajo, arreglo en la entrada del Hospital de la Caridad.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, paso en el claustro de la Catedral de Oviedo (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, entrada a la ermita de Nuestra Señora de Valvanuz, en el Valle del Pas -Cantabria- (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen)..










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la iglesia del Monasterio de San Pedro, de Cangas de Onís (Asturias). Abajo, fachada del palacio de los condes de Revillagigedo, en Gijón.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso a Santa Cristina de Lena (Pola de Lena, Asturias). Abajo, entrada a la catedral de León.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la Catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Al lado, puerta principal. Abajo, claustro y sus arcos.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes de la Catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Cerramientos y pasos hacia capillas.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, rejería de una capilla en la catedral de León. Abajo, el Barrio del Húmedo en León. Paso desde su plaza.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la Catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Al lado, girola. Abajo, capilla.













JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta principal de la Catedral de León. Abajo, entrada a San Isidoro de León.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada al Santuario de Loyola, en Azpeitia (Vizcaya).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes del Santuario de Loyola, en Azpeitia (Vizcaya).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes de la ermita, de San Vicente de la Barquera (Cantabria).












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes de la Colegiata de Santillana del Mar (Cantabria). Detalle de su puerta y entrada general.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, entrada a la iglesia de Villaviciosa, Asturias. Abajo, entrada a la iglesia de la Plaza de Ayllón (Segovia).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, atrio y entrada en la ermita de Andaluz, Soria. Abajo, entrada a la iglesia de San Salvador en Atienza, Guadalajara.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado y abajo, dos detalles de la puerta de entrada a la iglesia de San Salvador, Atienza. Cerradura y hoja.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta del museo-iglesia de Atienza (Guadalajara). Abajo, entrada a una casa en Ayllón (Segovia)










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso de entrada a la iglesia mayor de Brihuega (Guadalajara). Abajo, entrada a una casa en Calatañazor, Soria.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta en la iglesia derribada de Calatañazor. Abajo, entrada a la iglesia mayor de Calatañazor (Soria).







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada a la iglesia mayor de Calatañazor (Soria). Observemos los remaches y chapas, añadidas como refuerzo en las hojas.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de Toledo, capital. Al lado, puerta de Benacazón. Abajo, entrada a San Antonio.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la catedral de Oviedo. Abajo, tímpano de la entrada a San Isidoro de León.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la iglesia de Palazuelo, Guadalajara. Abajo, arcos en el claustro de la Catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, entrada a la iglesia de Pastrana (Guadalajara). Abajo, portada de Santo Domingo, en Soria.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la iglesia de San Miguel en San Esteban de Gormaz (Soria). Al lado, portezuela lateral, bajo la que podemos ver una estela romana (seguramente procedente de Clunia). Abajo, Chiho junto a otra de las puertas laterales de la iglesia. En este caso, la altura se debe a servir para cargar desde ellas enseres desde una carreta, o para montar en cabalgaduras.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos de las entradas a la Catedral de Sigüenza, Guadalajara.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, puerta románica de la catedral de Sigüenza. Abajo, rejería de paso a una capilla de la Catedral de Sigüenza (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo, puertas en el interior de la Catedral de Sigüenza (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, salida a la plaza, desde la Catedral de Sigüenza (Guadalajara). Abajo, puerta en el interior de la Catedral de Sigüenza (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos terribles imágenes tomadas en las calles de León, con las que ilustramos el final de esta parte. Al lado y abajo, estado en el que se halla la puerta gótica de un antiguo convento, cercano a la Catedral de León. Esta foto muestra la increíble ignorancia y el vandalismo que aún parece imperar en nuestra tierra.



C) Del 1212 antes de Cristo, a nuestros años 2000:

Tras los epígrafes anteriores, podemos preguntarnos cual será la relación plena entre el final del siglo XIII a. C. y la época que vivimos. Un paralelismo que venimos explicando en los referidos párrafos, donde exponemos extensamente los sucesos que se acontecieron con la aparición del Hierro: Cayendo las Civilizaciones del Bronce y produciéndose un vacío cultural e histórico; debido a esas Sociedades emergentes, armadas con el nuevo metal, pero que carecían de una gran cultura. Es más, se considera que aquellos primeros hombres que usaron el acero en sus conquistas, estaban organizados como “simples hordas”. Actuando una veces como bandas de salteadores, que arrasaban gradualmente las distintas zonas de Anatolia. Aunque en otras ocasiones, eran gentes que huían de esos ataques; dejando atrás sus tierras, conquistadas por unos nuevos dueños. Por todo ello, actualmente la arqueología considera que los -llamados- Pueblos de Mar; difusores del Hierro por el Mediterráneo (con sus migraciones en masa). Estaban compuestos por esas hordas que arrasaron el Mundo Hitita; pero también por grupos de vencidos que escapaban de sus depredadores (huyendo de la esclavitud o de la muerte) embarcándose en las costas de la actual Turquía, rumbo a “cualquier tierra conquistable”.

Las consecuencias de aquella “aparición y difusión” del acero, desde el siglo XIII a.C.; ya las hemos expuesto repetidamente. Pero nos queda por ver el paralelismo con nuestro tiempo; unas coincidencias que se comprenderán pronto, reflexionando sobre la Era Nuclear y en la Edad del Plástico; nacidas a mediados del siglo XX. Momento en que surge un nuevo arma, superior a todas las anteriores (la atómica); originándose asimismo los plásticos, que permitían crear unas herramientas diferentes, más perfectas y útiles, a las todas las conocidas hasta entonces. Además, en ambas épocas se generaron nuevas formas de energía. Precisándose utilizar desde la primera Edad del Hierro, carbones y antracitas en los hornos (para lograr fundir su mineral). Difundiéndose desde entonces un nuevo tipo de combustible; tal como sucedió en el siglo XIX y XX, con la aparición de la electricidad y las posteriores centrales nucleares. Por cuanto hemos anotado, veremos las similitudes históricas entre el principio de la Era Nuclear y de los Plásticos; con la del Hierro. Pues la aparición del acero facilitó la creación de un armamento capaz de vencer a cualquier ejército anterior; pero asimismo, el hierro (como tal) permitirá crear herramientas infinitamente más duras y perfectas, que las fabricadas en bronce. Logrando los utensilios férreos, una enorme resistencia; principalmente en las rejas de arado, azadones, picos, palas y enseres para la agricultura o la ganadería. Objetos, que además, eran más fáciles de fundir y mucho más baratos en su elaboración; pues la aleación de cobre y estaño genera un metal semiprecioso, delicado y difícil de trabajar.

Así fue como desde la Caída de Troya (1212 a.C.); el Mundo del Bronce desapareció paulatinamente y sus civilizaciones quedaron olvidadas. Lo que supuso que el Antiguo Egipto, el mundo Minóico, Sumer y Acad o los hititas; prácticamente desaparecieran. Casi borrados para la Historia, tuvieron que ser resucitados miles de años después, por los arqueólogos. Por cuanto las religiones, las costumbres y las Sociedades de la Edad del Bronce, quedaron en el olvido; al igual que sus idiomas o sus hechos (también recuperados por la arqueología). Como siempre he afirmado, era inmensurable el refinamiento, los conocimientos, la cultura y el avance de aquellos “pueblos perdidos”, anteriores al Hierro. Cuyas civilizaciones pusieron nombre a todas las estrellas, navegaron por el desierto, crearon los zigurats o las pirámides; y viajaban entre Continentes, comerciando especias, metales, minerales y tejidos. Pero su esencia y su vida, quedó truncada con la aparición del acero; dejando huérfanos a todos los hijos de El Bronce (cuyas Sociedades habían alcanzado un nivel económico y de progreso, inimaginable).

Como hemos dicho, una situación histórica similar se produjo desde fines de nuestro siglo XVIII, hasta mediados del XX. Cuando comenzaron a surgir nuevas armas y formas de energía -desconocidas hasta entonces-, provocando enormes convulsiones sociales. Todo lo que se comenzó a forjar durante la Ilustración y la Revolución Industrial; con el nacimiento de la primera maquinaria y “las luces intelectuales”. Un pensamiento que se basará en la ciencia y facilitará la creación de la industria. Llegando pronto un modo de vida muy diferente, basado en la fabricación y el transporte, usando el carbón; mientras nacerán las grandes empresas y las siderurgias de enorme tamaño. Avances tecnológicos, que en el terreno militar permitirán crear cañones en serie y formar ejércitos con decenas de miles de hombres (equipados con armas de fuego); generándose así, La Edad Contemporánea. Un Mundo que nace en época de Napoleón, pero que culminará cien años después, con la Primera Guerra Mundial (1914). Momento en que prolifera el armamento por doquier y comienzan a usar formas de ataque tan sofisticados como terribles; buscado sistemas de aniquilación masiva. Lo que se logrará plenamente en 1945, con la bomba atómica; naciendo desde entonces una nueva Era. Una etapa en la que el Planeta no ha parado de progresar económicamente y tecnológicamente; aunque ese gran avance, supone asimismo un enorme atraso cultural y espiritual -a mi juicio-. Al rechazar prácticamente, todos los valores y principios que habían prevalecido antes la la Ilustración. Sustituyendo la moral y la filosofía que siguió Occidente hasta el siglo XVIII; cambiándola por los fundamentos de los ilustrados, de su momento histórico y de su ciencia. Pasando desde 1790 a crearse una nueva moral y filosofías, basadas en los valores del grupo y en la Naturaleza; pero que olvida al individuo y al humanismo.






SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, tímpano de entrada al Museo de Santa Cruz, en Toledo. Al lado, puerta de la iglesia de Santa Catalina de Talavera de la Reina (Toledo). Abajo, entrada al Patio de los Artesanos, Talavera de la Reina (Toledo).












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paseo por las calles de Toledo, con sus estrechas vías y puertas de palacios. Abajo, entrada lateral y norte; en la Catedral de Toledo.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, vista tomada desde la Puerta de Carlos V, en Toledo. Al fondo, la iglesia de San Andrés. Abajo, puerta de la iglesia de San Andrés, Toledo.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada del Museo de Santa Cruz, de Toledo (antiguo Hospital e Santa Cruz), obra plateresca de los Egas. Abajo, entrada al Hospital de Tavera, en Toledo.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada de San Juan de los Reyes, también atribuida a los hermanos Egas. Abajo, claustro y puertas del Hospital de Tavera (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, arco hispano árabe en la entrada del Museo de San Román, Las Tres Culturas (de Toledo). Abajo, claustro y pasajes de San Juan de los Reyes, Toledo (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la antigua Escuela de Traductores de Toledo. Abajo, de nuevo, claustro y arcos del Hospital de Tavera (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: dos imágenes de la entrada a la iglesia de Torija, Guadalajara.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada y claustros del Monasterio de Uclés (Cuenca).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: de nuevo, imágenes de la entrada y portadas del Monasterio de Uclés (Cuenca).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más, de la entrada y fachada del Monasterio de Uclés (Cuenca).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más, de la entrada y fachada del Monasterio de Uclés (Cuenca).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso al altar, en la iglesia de Salardú; Valle de Arán. Abajo, entrada al Baptisterio en la colegiata de Amuscos (Valladolid).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la portada y entrada, a la parroquia de Amuscos, Valladolid.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes del Monasterio de Santa Clara en Astudillo, Palencia. Puerta principal y patio con entrada desde la fuente de Pedro I.







BAJO ESTAS LÍNEAS: Colegiata de Santa María del Manzano; Los Balbases (Burgos). Portada y entrada.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la luz y puertas de la iglesia de San Juan de Baños, Palencia (a la que agradecemos nos permita divulgarlas).








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos fotos del interior de la iglesia mayor de Boadilla de Campos, Palencia.(a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Pasos entre el coro y el altar.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, puerta de la iglesia de Boada de Campos, Palencia. Abajo, 
portada de la parroquia de Castronuño, Valladolid.







BAJO ESTAS LÍNEAS: entrada a la iglesia de Castroverde, Valladolid.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos de la fachada y entrada a la Colegiata de Cervatos de la Cueza (Palencia); iglesia famosa por sus estatuas de románico erótico.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos de rejería y pasos hacia capillas, en la Catedral de Segovia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).










JUNTO ESTAS LÍNEAS: bella puerta en una de las capillas, de la Catedral de Segovia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes del castillo de Coca (Segovia); su entrada y pasos.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, salida de cófrades en San Miguel de Cuéllar. Abajo, entrada al Convento de Santa María Magdalena Cuéllar.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la portada de San Andrés, en Cuéllar (Segovia)







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de entrada al atrio de la iglesia de Duratón, Segovia. Abajo, frente a la iglesia de Esguevillas de Esgueva, Valladolid.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, detalle de a puerta de entrada a esta iglesia. Abajo, portada de Santa Ma. De Gradefes (León)






BAJO ESTAS LÍNEAS: de nuevo, portada de Santa Ma. De Gradefes (León). En esta imagen se observa la preciosa puerta que contiene.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada a la iglesia de la Asunción de Husillos, Palencia. Hemos de destacar que en el interior de este templo, se halló el sarcófago de La Orestíada (actualmente en el Museo Arqueológico de Madrid).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la parroquia de Villafrechós, Valladolid. Abajo, entrada a la colegiata de Los Balbases (Burgos).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Chiho junto a una de las hojas, de la puerta de entrada a la Catedral de León. Abajo, subida a la iglesia de Los Balbases.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado y abajo, puerta en el Monasterio y una de las calles de San Pedro de las Dueñas, León.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de puertas y pasos, en el palacio de Grajal de Campos, en León.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de puertas y pasos, en el palacio de los condes de Grajal de Campos, León.







BAJO ESTAS LÍNEAS: puerta de salida al antiguo jardín, en el palacio de los condes de Grajal de Campos, León. Se observa el lamentable estado del exterior y algunas partes del edificio.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada de la iglesia de Santa María en Medina de Rioseco, Palencia. Abajo, entrada a la sacristía en la iglesia de Cigales, Valladolid (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, detalle del portón armario de una cofradía en la iglesia de Cigales (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Abajo, subida e una biblioteca en la sacristía de la iglesia de Cigales, Valldolid.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portón en la sacristía de la iglesia de Cigales. Abajo, pasadizo con fuente, bajo la iglesia de Cigales (Valladolid).








JUNTO ESTAS LÍNEAS: exterior de la iglesia de Cigales (Valladolid).






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, dos monjitas pasan por el arco de la Rua de los Francos, en Zamora, capital. Abajo, ventanas del campanario y torre, junto a arcos en San Martín de Mota del Marqués, antes de ser restaurada (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, ventanas del campanario y torre, junto a arcos en San Martín de Mota del Marqués antes de su restauración (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Abajo, entrada a la ermita de Castellanos, en Mota del Marqués.












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, pasillos en Santa Ma. De Nieva, Segovia. Abajo, iglesia Mayor de Nieva (Segovia).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: Al lado, entrada a la catedral del Burgo de Osma, Soria. Abajo, entrada principal a la catedral de Palencia.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, iglesia de Pinilla de Toro, Zamora. Abajo, iglesia de San Lorenzo, en Peñafiel (Valladolid).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes del claustro (pasos y arcos) en el Monasterio de Valbuena de Duero, Valladolid (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, claustro en el Monasterio de Valbuena de Duero, Valladolid (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Abajo, entrada a la Colegiata de Piña de Campos, Palencia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso a una capilla en la iglesia de Piña de Campos. Abajo, entrada a San Martín de Frómista, en Palencia.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de Sanabria, Zamora. Entrada a su iglesia de Santa Ma. Del Azogue, de origen templario. Es de destacar que “azogue” es el nombre árabe del mercurio; por lo que puede tratarse de una sincretización de los cultos a este dios romano, del mercado.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de Sanabria, Zamora. Entrada a su iglesia de Santa Ma. Del Azogue, de origen templario. Junto a mí, mi sobrina Jury; y en fotos de arriba, mi mujer, Chiho.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de una puerta de la iglesia de Santa Marta de Tera, Zamora (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Observemos el cierre tan curioso...












JUNTO ESTAS LÍNEAS:
puerta de la iglesia de Santibáñez el Alto (Cáceres).












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la entrada a la iglesia de Santoyo, Valladolid.







BAJO ESTAS LÍNEAS: entrada al Convento de San Antonio, en Segovia capital.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de las ventanas y puerta de la iglesia de San Salvador de Sepúlveda (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotos).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de las ventanas y puerta de la iglesia de San Salvador de Sepúlveda.









D) Fin de la Edad de los Metales:

Muy complejo es comprender qué significó la Edad de los Metales; cuyo principio hemos de fijar tras el Eneolótico. Un periodo que en nuestro Continente fechamos entre el 4500 y el 3500 a.C.. Momento en que se deja de utilizar la piedra pulimentada y comienzan a usar el cobre; fabricándose palmelas y cuchillos de este metal (que ya en el 4000 a.C. se hallan en la Península). Pronto llegará la Edad del Bronce, que Schulten consideraba se había producido en el Occidente Atlántico -en tierras andaluzas o bien en las de Cornualles-. Pues tanto en las minas de Sur de España, como en las de las Islas Británicas; el cobre y la casiterita emergían de la tierra prácticamente unidos (llegando a existir un yacimiento inglés que contiene vetas de ambos y aleados). Así nació la Edad del Bronce, que perdura en el Oriente Mediterráneo desde el 3500 al 1300 a.C.; mientras en nuestro área deberíamos de fecharlo del 3000 al 1000 a.C.. Momento en que entra en crisis este metal y se produce el periodo llamado “Bronce Bajo”, que culmina con la entrada del Primer Hierro (del 1300 al 1000 a.C. en el Levante y Asia Menor; y del 1200 al 800 a.C., en el Occidente Atlántico).

Aquella primera Edad del Hierro originará en el Este mediterráneo civilizaciones como: Fenicia; la Creta y Chipre post-minóicos; el fin de Micenas y la primera Grecia, doria. Mientras en Egipto se produce La Época Baja; en Anatolia, los reinos Neohitias; surgiendo en Oriente Medio, Israel, Judá y otros reinos emergentes (tras la aparición del acero). En el entorno de nuestras costas, comienzan civilizaciones como la Etrusca y la Nurágica; mientras en tierras de Iberia, nacerá la Talayótica o la de Campos de Urnas y la de Cogotas I. A su vez, por toda Europa se extenderán los Celtas; procedentes desde las primeras culturas de Hallstatt -1200 a.C. -que irán expandiéndose a pie por el Continente (del 1000 al 600 a.C.). Finalmente, desde el siglo VIII a.C., nacerán otros Mundos Antiguos, como: Tartessos, Grecia clásica, Roma y Cartago; fruto de la fusión o evolución de diversas culturas del Primer Hierro. Imperios y civilizaciones que ya conformarán la esencia de Occidente; destacando entre ellos el heleno y el romano.

Llegamos así a la Segunda Edad del Hierro (desde el siglo V a.C.), en la que se generan verdaderas naciones, que irán colonizando el Mediterráneo. Lo que culmina con el Imperio Romano, que después de Julio César dominará todo el litoral norteafricano, Oriente Medio, junto a La Galia, la Hélade, Frigia e Iberia. Así fue como la paz romana, sus leyes y su estructura supranacional, se imponen desde el 133 a. C. en nuestras tierras; momento en que se convierte en Hispania. Esta Sociedad perdura seiscientos años, hasta la caída del Imperio (a mediados del siglo V d.C.); momento en que -a mi juicio- ha de fecharse la Tercera Edad del Hierro. Que se inicia con la aparición de los godos y la posterior conquista por los árabes, de la Península. Un periodo tercero, que -en mi consideración- perdura hasta el siglo XIV. Momento en que aparecerán las armas de implosión (tras la llegada de la pólvora a Occidente); que junto a la brújula y otros adelantos, marcarán el inicio de la Edad Moderna. Nueva fase de transición hacia la Edad Contemporánea, iniciada en el 1453; con la que a mi entender terminará la Tercera Edad del Hierro, dando paso a una Cuarta (y final) edad férrea -siendo esta mi forma de interpretar la Historia-.

Es así, como desde mediados del siglo XV comenzará la fase última de Los Metales, una época que yo denomino: Cuarta Fase del Hierro, Era de la Primera Implosión y del Latón. Edad en que comienzan las armas de fuego y el conocimiento en química metalúrgica; durante la que se inicia la utilización de pólvora en la guerra. Pero en la que, asimismo, empiezan a crearse metales “inventados”; lo que permitió la fabricación de objetos e instrumentos hasta entonces inviables y que impulsaron un gran avance tecnológico. Pues hasta esa época tan solo se utilizaban el oro, la plata, el plomo, el hierro, el cobre, el estaño y el mercurio (los siete clásicos); pero desde el siglo XV generan aleaciones (como el latón) que permitieron infinidad ingenios e inventos. Innovaciones entre las que destacó la imprenta, así como infinidad de artilugios de aplicación militar, marinera, astronómica, física, médica y etc.. Asimismo, esta etapa Moderna que comenzó en 1453, fue la primera Era de las Armas de Implosión; tratándose de una transición hacia la Edad Contemporánea, donde finalmente se abandonarán las armas blancas en la Guerra. Pese a todos sus avances sociales o tecnológicos, durante esta fase que denominamos Cuarta Edad del Hierro (desde 1453); se generará un pensamiento de admiración hacia las civilizaciones antiguas, naciendo así El Renacimiento. Un deseo de renacer, que estudiará Roma y Grecia, sin prejuicios hacia sus costumbres y religión original; manteniendo devoción hacia los filósofos, artistas y la cultura grecolatina (sin denostar la mitología, ni las creencias paganas). Todo ello, a mi modo de ver; se produce por un romanticismo decadente, al observar la caída de Constantinopla como una gran crisis en Europa y al intuirse el final de la Edad del Hierro. Lo que llevará a la Eclosión del Humanismo; donde el ser Humano (con mayúsculas) será el centro del Todo; poniendo al Hombre, incluso por encima de Dios. Un ideal humanista, nacido del estudio de las filosofías grecorromanas; que en España culmina con la mística del siglo XVI, o con escuelas de iusnaturalismo y economía, como la de Salamanca.

Pero todo aquel mundo que copiaba a Grecia y Roma, tan bello como culto; comenzó a hundirse en Centro Europa, cuando por efecto del uso de nuevos metales inventados (como el latón), proliferaron los libros y se fabricaron máquinas y objetos que permitirán el estudio de recientes disciplinas. Originándose desde entonces una nueva astronomía (a través de los recientes telescopios); una cartografía desconocida (con inventos de medición geodésica); o una nueva física y medicina (usando termómetros y sistemas de experimentación). A este progreso tecnológico se unieron los avances de la matemática durante el Renacimiento (imprescindible para navegar o en la artillería); revolucionándose durante doscientos años todos saberes. Lo que culminará a fines del siglo XVII, con figuras como Newton o Leibniz. Llegándose al XVIII y a un mundo dominado por La Ilustración, que comienza a creer tan solo en La Razón; donde -a mi juicio- terminará la Edad de los Metales. Finalizando así, hacia 1790, la Cuarta Edad de Hierro (que había comenzado en 1453). Tras ello, se iniciará el siglo XIX, donde se da paso a la Era Contemporánea; que yo definiría como Primera Edad del Caucho, de las Nuevas Tecnologías; Segunda Edad de la Implosión. Dominando las guerras ya el armamento de fuego (abandonándose las blancas) y fabricándose motores de explosión, como el de vapor. Siendo aquella etapa que se inicia en 1790, el final absoluto de la Edad de los Metales y la fase previa a la Era Atómica y de los Plásticos. Nuestra Era, que comenzará plenamente en 1945, tras un primer intento de eclosión, en 1914 (con la Primera Guerra Mundial).



JUNTO ESTAS LÍNEA
S: Gráfico realizado por mí, donde recojo las fases de la Historia, según las interpreto. Comprendiendo la Edad de los Metales, desde el 3500 a.C. hasta el 1790. Siendo del 3000 al 1200 a.C. la Edad del Bronce. Del 1200 al 900 a.C. comenzaría la Edad del Hierro I. Desde el 500 a.C. la Edad del Hierro II. Desde el 450 d.C. empezaría la Edad del Hierro III. Después del 1453 d.C. se produciría la Edad del Hierro Final, IV; como un periodo de transición hacia una nueva Era. Desde el 1790 d.C., se originaría la Era Contemporánea, como la Edad del Caucho, la Implosión y las Nuevas Tecnologías. Desde el 1790 a nuestros tiempos, la Edad Contemporánea culminaría en 1945, con el comienzo de la Edad del Plástico y Atómica.








SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: tres imágenes de pasos y puertas en la muralla de Sepúlveda, Segovia.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos de la entrada a la Colegiata de Simancas, Valladolid.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: entradas a la iglesia de Támara de Campos, Palencia.







BAJO ESTAS LÍNEAS: Portada de la iglesia de Támara de Campos, Palencia.








JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, fachada de San Lorenzo, Toro (Zamora). Abajo, entrada a la ermita de Tiedra (Valladolid).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de entradas al Monasterio de Santa Clara, de Tordesillas (Valladolid).







BAJO ESTAS LÍNEAS: Portada de la iglesia de “Las Claras”, en Tordesillas, Valladolid.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos de la puerta del Convento de Santa Sofía, en Toro (Zamora).







BAJO ESTAS LÍNEAS: Portada de la iglesia del Cristo de La Vega, en Toro, Zamora.



BAJO ESTAS LÍNEAS: Puerta de entrada a castillo-iglesia de Turégano, Segovia.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de la entrada al castillo-iglesia de Turégano, Segovia (al que agradecemos nos permita divulgarlas).












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso de la Iglesia de San Benito; Valladolid. Abajo, escalera del Museo de San Gregorio -Nacional de Escultura de Valladolid- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: dos fotos de Villalpando. Una puerta de palacio, derruido. Abajo, una de sus iglesias.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de Santiago del Cid, en Zamora. Abajo, entrada a la Colegiata de Alarcón, Cuenca.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos más de la entrada a la iglesia de Alarcón, junto a las Hoces del Cabriel.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la Colegiata de Alarcón. Abajo, entrada a una casa en Albarracín, Teruel.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada de un palacete en Iglesuela del Cid, Teruel. Abajo, fachada de la Colegiata de Santa María, en Calatayud; Zaragoza.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, fachada de la catedral de Morella (Castellón). Abajo, entrada al Palacio de La Aljafería, Zaragoza.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta en el Monasterio de Bujedo de Juarros, en Burgos. Abajo, entrada a La Cartuja de Miraflores, Burgos.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes del interior, en la Cartuja de Miraflores, Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la Cartuja de Miraflores, Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes del Monasterio de Cardeña, Burgos (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, tumba de El Cid. Abajo, fachada de la entrada principal.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más del Monasterio de Cardeña, Burgos (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado y abajo, su claustro.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, escalera de una torre, en el Monasterio de Cardeña, Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Abajo, Puerta de Carlos V, en Burgos.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de la colegiata de San Gil, Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Se trata de un paso entre la sacristía y la nave principal.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta en la catedral de Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Abajo, escalera y subida hacia la puerta de San Nicolás de Bari, en Burgos, capital.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: detalles de las hojas de puerta principal en San Nicolás de Barí; Burgos.








BAJO ESTAS LÍNEAS: Paso y rejería con un sepulcro en San Gil de Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto).







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, portada de la iglesia de San Juan en Castrojeriz (Burgos) Abajo, Vilaldelmiro (Burgos) y su maravillosa portada.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de Chiho en Villaldelmiro (Burgos).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, vista desde la puerta de la iglesia de Gumiel de Izán, Burgos. Abajo, entrada a la Colegiata de Ezcaray.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes más de la iglesia de Gumiel de Izán, Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Herraje y fachada en la entrada a la iglesia de Gumiel de Izán.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, sacristía de Iglesias, Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Abajo, portada de la iglesia de El Salvador, de Trigueros del Valle; Valladolid.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, entrada a San Gil, en Burgos. Abajo, entrada a la Plaza de España, en Santo Domingo de la Calzada, La Rioja.








E) Inicio de la Edad Atómica y del Plástico: La crisis cultural.

En el epígrafe anterior hemos visto las fases en las que -bajo mi teoría- se dividiría la Historia, comprendida del siguiente modo:

I- Era de los Metales, desde el 3500 a.C. hasta el 1790 d.C.:

-Del 3000 al 1200 a.C. la Edad del Bronce.

-Del 1200 al 900 a.C. comenzaría la Edad del Hierro I.

-Desde el 500 a.C. la Edad del Hierro II.

-Desde el 450 d.C. empezaría la Edad del Hierro III.

-Después del 1453 d.C. se produciría la Edad del Hierro Final, IV; como un periodo de transición hacia una nueva Era.

II- Era de la Implosión y de los Cauchos.

-Desde el 1790 d.C., se originaría la Era Contemporánea, como la Edad del Caucho, la Implosión y las Nuevas Tecnologías. Siendo la transición hasta la Atómica y del Plástico.

-Desde 1945, cumbre de la Edad Contemporánea; cuando se inicia la Edad Atómica y del Plástico (tras la Segunda Guerra Mundial).

Nuestra teoría supone que desde 1790 dio comienzo una Nueva Era, ajena a la de Los Metales y que se inicia con las Armas y motores de Implosión, las Nuevas tecnologías y Nuevos Materiales (como el caucho). Etapa que culmina en 1945, con la Edad Atómica y del Plástico; hija directa de aquel tiempo que se gestó desde fines del siglo XVIII (durante La Ilustración) y que comienza con la Independencia de Estados Unidos (1776) y la Revolución Francesa (1789). Hechos históricos a los que acompaña un sinfín de avances tecnológicos; provocando la formación de los primeros grandes ejércitos equipados con armas de implosión. Naciendo así el enorme potencial bélico francés, con el que Napoleón atacaría prácticamente a toda Europa; pretendiendo conquistarla en apenas una década (1805-15) -algo inimaginable hasta entonces-. Del mismo modo, el ejercito de Estados Unidos se hizo con un enorme contingente de hombres y un gran arsenal de fuego (artillería y fusiles), tras sublevarse a Inglaterra. Proliferando las armas en Norteamérica, por la conocida costumbre que permitía a cada ciudadano portar pistola o rifle, habida cuenta la peligrosidad de los territorios recién ganados en el Oeste. Unas circunstancias que convirtieron a ese país recién nacido, en un polvorín; que estalló a mediados del siglo XIX con la famosa Guerra de Secesión Americana (1861-65) -poco después del desastre napoleónico-. Lo que obligó al resto de naciones a crear unos ejércitos con un potencial destructivo similar; impensable hasta entonces.

Así fue como las guerras napoleónicas y la civil norteamericana, se convirtieron en las más sangrientas conflagraciones conocidas hasta su tiempo. Cuando en los ataques del Imperio Francés y en menos de una década, murieron cinco millones de europeos; y unos cuatrocientos mil estadounidenses cayeron a manos de sus compatriotas, en solo cuatro años. Si comparamos estas cifras con las de fallecidos en las guerras anteriores, de independencia Anglo-Americana (1775-1783); que fueron unos diez mil por ambos bandos y en tres lustros. Comprenderemos cómo había evolucionado el poder destructivo militar desde 1790 a 1850. Consecuentemente, tras derrotar a Napoleón, los países del Viejo Continente observaron el cambio social y los preceptos de esas dos naciones emergentes imponían; junto al poder devastador de sus nuevos ejércitos, movidos por nuevas ideologías revolucionarias. Convocando el famoso Congreso de Viena (1814-15) para reorganizar Europa y devolverla a una situación política y fronteriza, similar al que tuvo antes de la Revolución Francesa. Generando así “La Restauración” del Continente; devolviendo a las Casas Reales sus reinos, lo que paulatinamente provocará una regresión de Europa a sus más antiguos problemas. Pues aunque en el inicio, la idea fue dejar en manos de unas pocas familias emparentadas, el liderazgo de las naciones (para evitar nuevas guerras). Con el paso de los años, muchos de sus países retornaron al absolutismo o fueron regidos por personas tan incapaces, como inmorales. Todo ello, en una época donde el consumo de opio y absenta se consideraba normal; por lo que proliferaron enfermos y locos, entre sus mandatarios. Asimismo, el intento por anular todos los preceptos de la Revolución Francesa, produjo el efecto contrario; y la reacción ante esa animadversión hacia lo jacobino, originó muy pronto el nacimiento de ideologías radicales y fuertemente organizadas (como el comunismo y el anarquismo).

Todo este caldo de cultivo, nos llevaría a una Europa más que inestable, a fines del siglo XIX. Unos territorios que habían permanecido desde el Congreso de Viena prácticamente en paz; pero donde se “cocinaba” una conflagración inmensurable. Pues la única posibilidad de instituir sistemas diferentes o ideas más avanzadas, era provocar la guerra entre los diferentes países, para que cayeran sus monarquías o sus gobiernos. Debido a ello, el intento por lograr esas luchas entre las naciones del viejo Continente, fue principalmente potenciada por las nuevas ideologías maximalistas y emergentes (comunista, anarquista o socialista radical). Quienes desde fines del siglo XIX, no cesaron en sus intentos de desestabilización; promoviendo sucesivos atentados y asesinatos de príncipes y monarcas, con el fin de enemistar a las Casas Reales. Logrando finalmente en 1914 que se desatase la Primera Guerra Mundial, “detonada” tras la muerte del Archiduque de Austria; teóricamente a manos de un anarquista.

Las consecuencias de aquella Gran Guerra (como se llamó) fueron las que el Congreso de Viena quiso evitar: Un holocausto de muertes, en una contienda nunca imaginada; que terminó con varias de las monarquías europeas. Además, las ideologías herederas de la Revolución Francesa, lograron abrirse paso; e incluso instaurarse en algunos países. Originándose naciones basadas en políticas mucho más revolucionarias; como el comunismo y el anarquismo, que triunfará en la Rusia de 1918. Todo lo que comienza a dividir el Mundo en dos bandos, prácticamente opuestos; quedando de un lado las economías de mercado, y del otro, los países que rechazan todo resquicio de liberalismo. Será así como se gesta la segunda contienda; un enfrentamiento que llegará pronto por mano de las ideologías autocráticas, provocando terribles invasiones de países en Europa y la Segunda Guerra Mundial. Conflagración que termina en 1945, dando paso finalmente a la Era Atómica y del Plástico.

Llegamos después de este “resumen histórico” a nuestra conclusión, buscando paralelismos entre nuestros siglos XX y XXI y otras etapas de grandes cambios; como fueron la Edad del Primer Hierro, e incluso la del Primer Bronce. Pudiendo afirmar que de modo igual a los días que vivimos, en todas aquellas fases del pasado donde surgieron enormes adelantos tecnológicos, asimismo se vivieron tantos cambios como crisis. Principalmente grandes etapas de guerra y matanzas, debido al progreso del armamento; que animaba a los más agresivos a la conquista y victoria rápida, con esos novedosos ejércitos. Por lo que asimismo, este “avance” militar y social, provocó enormes regresiones culturales y filosóficas; debido a que los nuevos “dueños” del territorio, suelen imponer sus principios, intentando anular aquellos otros que no sean compatibles. Denostando, e incluso destruyendo, culturas anteriores; con el fin de imponer la propia. Pese a que las civilizaciones precedentes y vencidas, fueran más avanzadas, sofisticadas y refinadas a la reciente dominadora. Tal como sucedió durante el siglo XIII a.C.; cuando los indoeuropeos y anatolios, armados con acero, invadieron el mundo hitita, el Micénico, el Minoico o el Egipto Antiguo. Provocando la caída de todas estas Sociedades del Bronce; generando un periodo de sombras, que no volverá a lucir hasta unos trescientos años después. Volviendose a iluminar la Historia, al emerger Fenicia y la Grecia Arcáica, junto a los creto-chipriotas; Israel y Judá o el Periodo Bajo del Nilo. Momento en que los púnicos inventarán el alefato, exportándolo a las islas griegas , del donde nacerá el alfabeto heleno. Cuando los habitantes de Las Cícladas y la Jonia, siguieron los viajes de las naves fenicias hacia el Occidente; llegando también los helenos a nuestras costas, para colonizarlas. Todo lo que provocó una nueva eclosión cultural que culmina en la Grecia Clásica; de la cual nacerá -en gran parte- Roma.

Es así, como concibo esta etapa en que vivimos; donde nuevos países emergentes desde 1790, se han ido imponiendo militarmente, hasta lograr establecer también sus principios -sociales, culturales y científicos-. Todo ello, gracias al enorme avance tecnológico, que se viene produciendo desde finales del siglo XVIII. Pudiendo compararse la Guerra de Troya y la caída del Mundo del Bronce; con la Revolución Francesa y la Americana, que demolieron progresivamente la Europa clásica y sus instituciones. Todo ello, en un proceso de unos doscientos años (desde 1790 al 2000), durante los que se van sustituyendo poderes y produciendo terribles guerras, hasta la aparición de un nuevo sistema militar, hoy invencible. Lo que antaño fueron ejércitos como los de Grecia, Roma, Cartago o Persia; a los que casi nadie pudo hacer frente, por cuanto iban conquistando e imponiendo sus leyes e imperios. Se plasma en nuestro tiempo a partir de 1945, cuando comienza la Era Atómica; momento en que prácticamente ninguna nación es capaz de enfrentarse a las que tienen arsenal nuclear.


Pero este enorme progreso, a su vez tiene un gran coste cultural; pues las nuevas naciones dominantes han de imponer sus principios (sociales y políticos). Olvidando todo resquicio intelectual que pueda oponerse a su poder. Por cuanto llegarán a borrar muchas de las más refinadas costumbres, de las tierras que han sido conquistadas; por muy antiguas y valiosas que sean. A la vez que se procura un sistema de aculturación, a través del cual las artes autóctonas y la filosofía local se vayan anulando; para ser sustituidas por principios muy básicos y por artesanía o modas (que aúnen todos los territorios sometidos). Incluso se desearía la erradicación de las lenguas particulares; intentando que prevalezca una común, importada por la Sociedad dominante. Del mismo modo, se pretende imponer las artes de aquella civilización más fuerte; que de así, va absorbiendo a las que han entrado en su círculo de poder. Todo lo que suele provocar una enorme regresión cultural, a menos que la nación conquistadora sea infinitamente más adelantada y cívica que la dominada. Estos hechos, pueden explicarnos la enorme crisis intelectual que vivimos desde hace unos decenios; debido a la pretensión de igualar la cultura del pasado con la del presente. Intentando inculcar ideas, demostrando que la música moderna tiene la misma calidad que clásica (o antigua). O bien que la pintura abstracta, pop y contemporánea; es comparable la impresionista, la barroca o la del Renacimiento. A la vez que se pretende demostrar que “todo tiempo pasado fue peor”; denostando figuras históricas, degradando el pensamiento de antaño y olvidando el Mundo Antiguo. Un paso que -a mi juicio- nunca debieron dar los mandatarios del siglo XXI, pues abrirá una puerta hacia los infiernos sociales.







SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEA
S: tres imágenes de entradas y pasos en la preciosa colegiata de Sasamón (Burgos).












JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, iglesia de Tamarón (Burgos) Abajo, entrada al convento de Villasandino, en Castrogeriz (Burgos).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotografías de las puertas e interior de Villasandino (en Castrogeriz) donde podemos ver su lamentable estado.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso en Villasandino (Castrogeriz). Abajo, entrada al antiguo convento franciscano de Alcalá del Río (hoy hotel).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos de pasos en Arcos de la Frontera (Cádiz).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Baeza y su fuente de Santa María, concebida como un arco de triunfo. Al lado, foto tomada desde el interior de la Universidad; en ella podemos ver la bella estampa que se observa en este paso.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, paso hacia el Monasterio de Los Jerónimos, en Granada. Abajo, Guadalcanal (Sevilla), vista desde su puerta.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Sabiote (Jaén); entrada a su castillo palacio de los Gayoso de los Cobo.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Santa Olalla de Cala (Huelva); iglesia de La Asunción. Abajo, Sevilla; Plaza del Salvador; junto a Santa Ma. La Blanca. Entrada a una fábrica de campanas.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de la catedral de Sevilla (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, vista desde el interior, en la puerta del Giraldillo. Abajo, sacristía.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del Hospital de la Caridad, de Sevilla (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, vista de su altar mayor desde un paso de reja. Abajo, entrada a su cripta con el retrato de Mañara.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta de la Catedral de Sevilla. Abajo, de nuevo; arcos y pasos en la Plaza de El Salvador, de Sevilla.







BAJO ESTAS LÍNEAS: Úbeda (Jaén); entrada a Santa María de la Estrella.







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Fresno de Espada al Cinto (Portugal). Entrada a su maravillosa iglesia.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos capillas en las calles de Borba, Portugal.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso en la torre del Hotel de Busaco; Portugal. Abajo, arco que aún permanece en pié, en el Mnasterio de Santa Clara de Coimbra; Portugal (al que agradecemos nos permita divulgar la foto).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, mi cuñada Emi, en la subida a la torre del castillo de Estremoz (Portugal); Pousada de la Reina Isabel. Abajo, La Cartuja de Évora (Portugal), entrada.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más, de la entrada a la Cartuja de Évora.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del Convento de Santa Clara, de Évora (Portugal).







JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Fresno de Espada al Cinto (Portugal). Abajo, arco de paso en la plaza de Guimaraes, Portugal.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Guimaraes (Portugal); una de las puertas de la catedral Abajo, Chiho en la puerta del Museo del azulejo, en Lisboa.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Chiho en las calles de Marvao (Portugal). Abajo, fotografía mía en a bajada del castillo de Mourao (Portugal).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, puerta en Mourao (Portugal). Abajo, puerta en Oporto (Portugal).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso y fachada de Los Jesuitas, en Oporto. Abajo, entrada a la iglesia de Penamaçor, en Portugal.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, paso en la muralla de Redondo (Portugal). Abajo, entrada al Convento de Jesus, en Setúbal (Portugal) -edificio en restauración-.











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, entrada al Hotel, Monasterio de San Pablo, de Redondo (Portugal) Abajo, Hotel Convento de Tibaes; caballerizas (al que agradecemos nos permita divulgar la foto).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del Hotel Convento de Tibaes, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del Hotel Convento de Tibaes, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Chiho en sus patios y junto a sus puertas.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del Hotel Convento de Tibaes, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Abajo, Chiho en su iglesia.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del Hotel Convento de Tibaes, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Abajo, Chiho en un paso tranpantojo de su iglesia.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Verín, Orense. Entradas a la iglesia de su castillo (hoy Parador).









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del monasterio de Viana do Alentejo, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas).











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del monasterio de Viana do Alentejo, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas). Vistas desde las ventanas de su muralla.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes más del monasterio de Viana do Alentejo, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgarlas).










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Viana do Castelo (Portugal); iglesia. Abajo, entrada al Monasterio de Viana de Alentejo.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, plaza mayor de Viseo, vista desde la Catedral. Abajo, entrada al Hotel Monasterio de Belver (Portugal)











JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Monsanto; Portugal. Entrada a su ermita excavada en una roca.








FINAL: LA IBERIA DE ANGEL Y CHIHO:

La Iberia de Angel y Chiho es un homenaje a la cultura y civilización hispana. Su título refiere el primer gran libro escrito sobre nuestra Península (sita al extremo occidente mediterráneo): LA IBERIA de Estrabón. En esta serie de artículos tratamos sobre nuestras tierras, rememorando sus ancestros y recordándolos desde un tiempo anterior a los helenos. Quienes conservaron su recuerdo histórico llamando Iberia a toda la Península, y concibiéndola ya como un territorio unido culturalmente (a menos, desde el siglo VI a.C.; tal como hizo Heródoto). Al final del presente capítulo, explicamos la idea de esa “Iberia de Angel y Chiho”; que surgió tras los centenares de miles de kilómetros que hubimos de recorrer, ejerciendo nuestra profesión o estudiando España. Viajes culturales o de trabajo, en los que tomamos más de un millón de fotografías. Visitando toda la Península y quedando enamorados de estas tierras cuyo valor histórico ha sido inigualable (al menos hasta hace decenios). Con el fin de que no se pierdan muchos de los rasgos estéticos e intelectuales propios de la Península -caracteres que va borrando la nueva civilización y las modas recientes-. Recopilamos estas fotos, ideas o datos, en memoria de todos aquellos que construyeron y mantuvieron algunos de los lugares más bellos e interesantes del Mundo. Homenajeando así a esta Iberia, que mi mujer y yo tanto hemos querido; y de la que tanto hemos disfrutado.

Hace más de tres décadas, me casé Chiho; y desde los primeros años, tuvimos que recorrer España y Portugal. Viajábamos por motivos de trabajo e interesados en el estudio de nuestra cultura; recorriendo cientos de miles de kilómetros y visitando todo lugar que alcanzábamos. Nuestro fin fue promocionar productos, dar a conocer España en Japón, o bien estudiar cada esquina de la Península (para comprender nuestra civilización). Pero cuando teníamos compendiado un gran archivo, con el que podríamos publicar obras, se produjo un desastre: Una inundación sucedida en Madrid el 23 de junio de 1995 afectó a nuestro despacho, destruyendo las fotos y la documentación que habíamos acumulado hasta entonces. Aquella terrible riada se llevó también mis estudios y todo lo que había escrito hasta esos días (incluso grabaciones y composiciones). Debido a ello, de aquellos primeros viajes nuestros, apenas quedaron algunas fotos. Finalmente, pocos años después de la inundación que asoló nuestro archivo, apareció el sistema digital. Y con esta nueva tecnología volvimos a fotografiar nuestras rutas por Iberia, rehaciendo así esta labor de estudio y compilación, que hoy vamos divulgando.





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de nuestra boda, tomadas treinta y dos años atrás por el empresario y fotógrafo: Roy Uéhara.









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