sábado, 16 de marzo de 2013

Aprender Japonés en un mes sin estrés: ALIMENTOS, CONDIMETOS Y CURIOSOS INVENTOS.

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ARRIBA: Junto la empresaria Sra. Yoshioka, amiga gentil que siempre nos trae algunos detalles. En este caso, vino con un dulce llamado Korotón, que les mostramos en su caja. Pastelito con forma de minicerdito, consistente en unas cabecitas de puerco hechas con pasta de caramelo y rellenas de crema con nata de fresa. Deliciosos, aunque cuando uno los ve piensa que se trata más bien de un dulce similar a los castellanos, con buena manteca de cerdo (o bien de una croqueta extraña, pero nunca de sabor a fresa y crema). Japón, es el país de los caprichos culinarios... . Lo que no se le ocurra a un cocinero japonés, no puede estar en mente de nadie; habida cuenta que estos cheffs no paran de darle vueltas a la cabeza para hacer cada día algo más raro y de mejor sabor. Si se encuentra en Japón, no tenga miedo de probarlo todo (mejor sin preguntar muchas veces qué es); pues los sabores no son muy lejanos ni diferentes a la gastronomía norteña (vasca o gallega) y más concretamente a la portuguesa, adornada con "toques" mediterráneos. Por lo demás, todo lo que le resulte extraño o intragable, es plenamente inofensivo. Más aún todo lo incomestible en Japón, suele ser enormemente saludable y sano, motivo por el que lo consumen (siendo este el caso de multitud de algas que añaden a los platos por sus cualidades vitamínicas).
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ABAJO: Una imagen en primer plano de estos dulcecitos llamados Korotón. Su nombre se debe a que en japonés koro-koro es darle vueltas a algún alimento (como para empanarlo). Quizás esta sea una palabra que procede de croqueta; voz que dicha y pronunciada a "la española" (clásica) es "cocreta", y de allí quizás sale el "koro-koro"... . Aunque estas etimologías perticularmente hago a veces a los japoneses sobre sus vocablos, les resultan dificilmente creible. Sobre todo cuando pretendo explicarles por ejemplo que Koro-koro viene de "coroqueta" y aún más de "cocreta" (que como todos sabemos es la forma ibérica de croqueta ...).
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Hoy vamos a mostrarles algunas costumbres culinarias e inventos curiosos del Japón,
con el fin de que Udes. puedan adaptarse mejor si visitan este país. Comenzando por recomendarles que cuando lleguen al lugar del Sol Naciente, lo prueben todo (culinariamente hablando); sin dejar de tomar cuanto les despierte la mínima curiosidad. Ello, porque apenas van a encontrar algo que no sea verdaderamente exquisito, habida cuenta que los sabores y texturas de los alimentos de cocina japonesa, son quizás los más sofisticados y refinados que hay en el Planeta. Pero sobre todo recomendamos catar cuanto se vea apetecible a los golosos; porque los dulces, la pastelería y hasta la panadería (y bollería) es inmejorable.
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Dicen algunos (con malas intenciones) que el gobierno japonés motiva y fomenta que la gastronomía europea en los restaurantes de su país, sea de igual o mejor calidad que en los lugares de origen. Ello para equilibrar la balanza de pagos, evitando así que los turistas salgan tanto del Japón... . Debido a lo que el nivel de la cocina extranjera en Tokio es igual o mejor que la misma en Europa. Al menos en lo que se refiere a los italianos podemos aseverar que los locales de pasta y las pizzerías que hay en este país asiático, son tan buenas como las que podemos encontrarnos en plena Roma. Pese a ello, los de cocina española a veces "tienen sus defectillos"... (por no decir otra cosa); lo cual pudiera ser bueno para "obligar" a venir hasta nuestro país a los nippones. Aunque también es muy negativo, habida cuenta que pueden recibir muy mala impresión de nuestra gastronomía. Siendo este un hecho que de algún modo pasa desapercibido por la falta de divulgación de las recetas hispanas y por la falta de españoles allí (además de que ningún español se comería en Japón un cocido o una fabada, a menos que sea un masoquista de la gastronomía sufridora).
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Este último hecho que menciono, he tenido que vivirlo muy de cerca habida cuenta mi último trabajo, que consiste en facilitar la exportación de alimentos hispanos a este país. Por lo que he visitado alguno de estos restaurantes de Japón especializados en cocina ibérica, en los cuales he presenciado escenas muy curiosas. Entre ellas recuerdo a uno de los comensales que me acompañaba (japonés), al que se le "ocurrió" pedir cordero en un local cuyo cheff presumía de dominar la "cocina granadina"... . Al rato apareció aquel cocinero japonés con unas chuletas -o lo que fuera-, que eran piezas con un tamaño que más bién parecían los restos de la "ovejita lucera" recién matada y a la que habían llorado sus tataranietos el sepelio. Abrió el cliente las piezas de carne y al verlas tan rosadas y crudas, llamó al cocinero pidiendo que se las pasaran un poco más, a lo que el cheff con gran disgusto contestó que aquello era un restaurante y que se comía como él director quería, no como la gente pedía... . Pues había estudiado en Granada esta receta de "cordero a la brasa que había de ser muy crudo".
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Tras proferir el docto cocinero aquellas palabras se me quedó mirando, habida cuenta que el japonés que tenía sobre su plato esas piezas de oveja semi-crudas, no paraba de mirarlas con cara de pena (pidiendo permiso para dejarlas y pensando que tendría que dar mil bocados a aquello "tan elástico"). Fueron unos segundos tremendos para mí, puesto que el ilustrado cheff que dominaba la receta del "cordero crudo a la granadina", esperaba con impaciencia que yo asintiera sus palabras y le diera la razón en tal discusión frente a mi amigo y compañero de mesa. En esos instantes, volví a mirar al comensal que estaba frente a mí y al ver su cara de asco y la pena con la que observaba la carne sobre su plato, mientras el cheff le explicaba que había que comerlo así, no pude menos que intentar evitar la carcajada con cara de circunstancia.
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ARRIBA: Las carnes japonesas son inigualables. Entre sus fabricantes, algunos de los mejores pertenecen a la provincia de la que es originaria mi mujer en Japón; más concretamente en la ciudad de Shibukawa (junto a Maebashi, mi segunda patria). Allí destacan entre otras firmas la de los Sres. Toriyama, cuya explotación ganadera y fábrica de carne es una de las mejores de este país. A uno de sus dueños (Wataru Toriyama) le pinté una caricatura con motivo de su venida a España; cuadrito que vemos en la imágen y en el que los toros y las vaquitas de su explotación ganadera están preguntándose por qué este empresario ha vuelto tan raro de España (otras contestan que regresó totalmente cambiado).
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ABAJO: Las carnes de fabricación de Toriyama, con su calidad más selecta y del tipo que en España llamamos Kobe (o Tajima). Un kilo de estas vale mucho más que uno de plata, con lo cual cada vez que mi amigo nos invita a comerlas, yo las degusto preocupado; como el que le diera mordiscos a un billete de cien euros... .
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En esa tesitura y cuando el cocinero finalmente me miró para que yo le otorgase la razón, saliéndome del alma una risotada, tuve que poner mis manos con la servilleta sobre mi cara; haciendo como que tosía, comentando que me había dado un ataque de alergia al polen o las flores (que en japonés se dice "Kafhún-so"). Fue en ello cuando aproveché para salir del local a toda prisa dado que sufría un ataque de risa y tenía que irme al exterior, para que no me viera el ilustre cheff en este estado... . Así, ya en la calle y en pleno Tokio, la gente que pasaba a mi alrededor se quedaba perpleja al ver un extranjero solo y desternillado en la puerta de un restaurante. Mientras, tapándome la boca con el pañuelo y haciendo como si estornudara, me asomaba de vez en cuando por los cristales del local y veía cómo aquel cocinero explicaba al pobre japonés la manera en que había de comerse esas chuletas crudas; que finalmente se las hizo degustar a bocados y con las manos (ya que afirmaba que así se come en España el buen cordero...) .
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A los muchos minutos y cuando se me pasó el ataque de alergia (risa...), pude entrar para volver a sentarme en la mesa. Pedí perdón por haberme visto obligado a salir del restaurante a toda prisa y los japoneses -que son tan bien educados- no notaron nada extraño (ni siquiera habían pensado mal acerca de mi ataque de alergia). Tan solo y al salir del restaurante, expliqué lo sucedido al pobre hombre que se había metido entre pecho y espalda esos filetes crudos de la "ovejita lucera". Momento en el cual oyeron que si a un español le ponen unas chuletas de un cordero así (con más años que los de Moisés y tan crudo como el "sashimi"), le planta de gorro el plato al cheff.
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Al comprender mi "alérgica escapada" y el motivo por el que aquello estaba intragable, los japoneses no podían parar de reirse; comentando que en verdad se le habían quitado a todos las ganas de probar más cordero y hasta de venir a España (después de aquella degustación). Todo quedó en un susto y al final vinieron a comprar buenas cosas a nuestro país. Ese día aprendí lo importante que es enseñar a los japoneses a preparar bien y a comer correctamente las materias primas españolas, pues de lo contario ello supone hacer "un pan con unas tortas". Ya que enviar productos hispanos de primera calidad, para que te los cocinen como aquellas chuletas crudas de "la ovejita lucera"; es la peor publicidad que podemos hacernos (y dar a nuestra gastronomía). Así me permito aconsejar al ICEX que para exportar alimentos, lo mejor es fomentar la enseñanza de la cocina de nuestro país y divulgar recetas españolas.
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ARRIBA: En la imagen, el Sr. Narita junto a un plato de "callos a la japonesa". Las recetas de carne en Japón son infinitas e inimaginables. Entre ellas se hallan algunas especialmente divertidas como la de los callos a la brasa. Cocina típicamente rural y que se hace en las tascas de pueblo; siendo tan exquisitos sus menús de pueblo, que hasta ellos van en ocasiones los más famosos fabricantes de carne de Kobe, a degustarlos (quizás ya hartos de tanto refinamiento carnívoro). Por cierto, no olvidemos que como ya hemos dicho (en otras ocasiones), para preguntar en Japón por algún sitio dónde comer basta con decir "taber-na" -ya que los japonenses entenderán "taberu-na", que significa "no he comido" (tengo hambre)-. Mientras, muy por el contrario si les dice "tasca", ellos comprenderán "Taish-kan", que significa "embajada".
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ABAJO: Con mi amigo el Sr.Narita, el día que me invitó a comer en un restaurante típico, junto a las montañas de Haruna; donde se toman muy buenos platos de callos a la japonesa. No son como los callos a la madrileña, pero están también muy buenos y son muy digestivos (ya que se cocinan sobre carbón).
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Como decimos, las carnes japonesas del tipo Kobe (o las de Shibukawa, como las de mi amigo Toriyama), son de una calidad excepcional. Tanto que en múltiples ocasiones no pueden distinguirse de los mejores pescados. Siendo así que un trozo del mejor "maguro" (solomillo de atún rojo) con un "toque de plancha", a veces se confunden con un pedazo de estas piezas de vacunos a los que dan masajes y alimentan con cervezas cada mañana -concediéndoles muchos caprichos-. Tantos cuidados para un becerro, que cuando uno los ve piensa que vive mucho mejor una vaca de estas en Japón, que un pensionista en Chipre. Momento en el cual uno decide darle un bocado como sea a ese animal cuya calidad de vida es mucho mayor que la de algunos hombres. Por lo demás, acerca de los nombres de las partes mejores del atún rojo que en japonés se denominan "maguro" y "catzuo" (que se corresponden con el solomillo y la ventresca), los italianos igualmente sufren problemas de identificación; ya que "maguro" y "catzuo" se identifican demasiado con aquellas palabras que en Italia y España de dicen y piensan de continuo... .
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Tras estos datos costumbristas y sin distraernos más, pasamos a la primera lección de japonés, recordando lo último que decíamos en la anterior, dónde les explicábamos que nunca deben pronunciar allí la palabra "vaca", ni tampoco conviene proferir abiertamente la de "bacalao". Ello porque "vaca" o "baca-lao" les suena casi como "baca" o "baca-yaro", voces cuyas traducciones del idioma nippón son: "Tonto" y "gilipuertas" (respectivamente). Concretamente, la segunda que se pronuncia casi como "bacalao" en portugués y es casi igual a "baca-yaro" en lengua nippona, por ser un insulto bastante fuerte (gilip...) es mejor intentar evitarlo.
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De tal modo, nunca pregunte en español si lo que está comiendo es vaca, porque de la frase los japoneses solo entenderán esta última palabra y la interpretan como "baca" (tonto, dicho en un tono bastante fuerte). Algo muy semejante les ocurre con "ajo" , que expresado así (exactamente) viene a tener la misma traducción -aunque un poco más cercana a "bobo, o a "tonto del haba"-. Ello implica que cuando esté en la mesa nunca ha de comentar si algo lleva ajo, ni menos preguntar en voz alta a sus compañeros si el contenido de lo que come o quiere comprar es "carne de vaca" (habida cuenta que no hay quien entienda los envases). Menos aún en el supermercado deberá gritar de lejos a alguien que le acompaña que se ha olvidado del ajo, o que compren carne de vaca; pues se le puede volver media tienda pensando que Ud. profiere unos insultos terribles (es como si viéramos a un japonés en mitad del Carrefour diciendo en voz muy alta "tonto del culo").
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Por lo demás, en japonés "vaca" (de animal) se dice "ushí" y "ajo" (vegetal) se pronuncia "nin-nikú"; palabra esta última extrañísima que nadie ha sabido responderme sobre su etimología. Ya que "nikú" es en aquel idioma es "carne" y "nin" es "persona". Por lo que "ninnikú" seria "carne humana"... . Para más curiosidades idiomáticas, les diré que a los músculos en Japón se les llama "kin-niku"; habida cuenta de que "kin", es "oro" y de ello ambas palabras unidas (kin+niku) han de traducirse como "carne de oro"= "musculatura". Siendo muy llamativo que al ajo se le diga "nin-nukú" y que también en esta lengua del Sol Naciente si anteponemos la palabra "oro" (kin) al sufijo que significa "bolas" (tama), nos saldrá otra zona aúrea del ser humano -concretamente las masculinas-.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Uno de los problemillas en Japón es aclararse con los carteles y escritos. De tal manera si uno está recién llegado, o no sabe leer y se encuentra solo en casa, hay que oler bien todo antes de ponerlo en el plato. Por ejemplo, algo que nos puede suceder es que nos dejen junto al aceite y las especias este bote que tenemos en imagen arriba y que podemos confundirlo con un limpiador o un objeto de droguería. Siendo el típico empaquetamiento de soja, y en este caso una de la mejores del Japón. Muy por el contrario, la sal puede que nos sea muy difícil encontrala, dado que suelen comer con soja y no la tienen muy "a mano". De tal manera, si lo que ve en el lugar preferente es un botecito del tipo del que observa en la foto bajo estas lineas, nunca vierta el contenido directamente sobre los alimentos y menos sin haberlo olido previamente (como a mí me sucedió hace muchos años, cuando eché en la sopa el jabón en polvo).
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Tenemos la suerte de que los japoneses "comen de todo", no tanto como los chinos que son capaces de echar al puchero cuanto se mueve y cuanto sale de la tierra (hasta el carbón). Y es que al ser Japón también una civilización muy antigua, han aprendido a cocinar prácticamente cuanto les rodea; incluyendo el bambú en caña, que lo preparan en tacos, tras recogerlo recien brotado en la tierra (tal como en Andalucía se degustan los cactus o el interior de algunas palmeras -entre ellas, "el palmito"-). Como ya hemos dicho en alguna ocasión, si quiere tomar alguna comida rápida y verdaderamente buena -en plena calle, o a cualquier hora del día- lo mejor son las "pastas japonesas". Cuyos nombres seguro que no olvidará, pues concretamente se llaman restaurantes de Lamen, ya que "men" en japonés es "fideos o tallafrines" , a los que se añade el sufijo "la" ... . El resto de las denominaciones de estas pastas no son tampoco muy bonitas ya que les dicen, además de "lamen": "Soba" (que ya vimos) y "udón". Siendo este último el único que tiene una denominación con palabra "normal" para un español, pues lo de "soba" es bastante cacofónico al igual que "lamen", que también es nombre fatal para una comida -pese a todo en japonés Ud. puede decir indistintamente "lamen" o "ramen" (tal como escriben sin diferenciarlos ni siquiera en alfabeto latino)-.
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El tema de la "soba" (la segunda de las pastas) es más complejo y ya lo habíamos comentado también en la anterior entrada, siendo muy llamativa la harina con la que se hacen estos fideos que proceden del trigo sarraceno (vegetal también conocido como alforfón). Harina que en japonés se denomina "soba-co", habida cuenta que "ko" es el diminutivo de "kona" (polvillo, harina) y la "soba" es el citado pseudo-cereal, conocido en Europa antiguamente como "trigo de los turcos" (alforfón). De ello, una de las exquisiteces que los japoneses siempre cometan son los productos hechos con "soba-co", entre los que destacan siempre los "creps" de "sobaco"; de los que algunos comentan que no son tan ricos, ya que su olor es muy fuerte (y es que ya se sabe que el alforfón tiene mucha "retranca").
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Sobre el "udón" les diremos que se trata de una especie de fideos cortados también comunmente a cuchillo y fabricados con harinas normales y muy saladas. Su tamaño y mezcla es diferente de la pasta común -la que hemos llamado "ramen" (o "lamen")- que se asemeja más al espagueti y al fideo. Siendo el "udón" un tallarín de mayor grosor y tacto más cercano al pan, que se cuece en casa -o en restaurantes- y que tras ello es lavado y preparado; obteniendo así una forma de gordos fideos que al contacto del agua fria se despegan. Por lo demás, no debe confundirlos nunca con la comida típica de Tokio, denominada "Odén"; siendo esta última como un cocido madrileño, pero a la japonesa (también cocinado en cacerola, a la que se echan carnes, fideos, verduras y largo etcétera que no es muy de mi agrado, por lo que yo le llamo "que os-dén").
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Finalmente y tratando de las pastas que se pueden tomar en la calle o comprar en un 7-Eleven (comercios de 24 horas a los que allí denominan "Combiní"), es muy importante que sepamos que los japoneses tienen la costumbre de sorberlas. Es decir, que con los palillos se ponen los fideos en los labios y luego los meten a toda presión en la boca; aspirándolos al "chupe" y con más energía que la turbina de un reactor. No se preocupe si se sienta en uno de estos comercios de "soba", "lamen" o "udón" y las gentes de alrededor le están dando un concierto de sorbetones -inigualable-. Es lo común, como ir a un bar en Cuatro Caminos y ver que los clientes tiran las cosas al suelo. Por su parte, para los japoneses comer la pasta de forma masculina y sana, es pegarle tales sorbidas a los fideos que aquellos entran en la boca del comensal dando más coletazos que los perros de pueblo cuando no se les tiran piedras (y se les acaricia). Por ello, los chupetones suelen ser de tal magnitud que -yo personalmente- ya he advertido a algún comensal del peligro de que los fideos de "lamen" ("udón" o "soba") se le incrustasen en el paladar, provocándole lesiones cerebrales. Finalmente solo me queda añadir que debido a ello, muy al principio llegué a pensar que estos tallarines quizás se denominaron "lamen" desde una etimología hispana; al ver los españoles o los portugueses, la manera en que se comían: Sorbidos al "rechupeteo", o lamidos.
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BAJO ESTAS LINEAS: Una bandeja de un menú de "soba", que podemos encontrar en cualquier local de este tipo en Japón. Su elaboración es absolutamente manual y se acompaña con sopas y hasta con tempuras que se bañan en el caldo de cocer la pasta. Pese a todo, comunmente no tiene por qué sobrepasar los 1000 yens de precio (unos nueve euros). Por su parte, el "lamen" suele ser aún más barato y sus tiendecitas podemos hallarlas en los mercados, en las estaciones, o en los rincones de cualquier ciudad. Se distinguen por tener un "farolito rojo", que aquí significa "Lamen"... Bueno, en España los locales con luces rojas a la entrada también son de "lamen", pero de otro tipo.
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Una vez visto algunos términos y habiendo explicado determinadas cosas muy útiles para moverse por Japón, también pasamos a dar unos consejos domésticos. En este caso, de nuevo sobre inventos y en el apartado de "solo en casa". Hoy ese último interesante epígrafe, lo dedicaremos a los peligros de quedarse solo en casa en Japón, comenzando por hablar sobre la lavadora (que allí se denomina "sentaki" y a la que yo le digo el "kentuky fried"). Un instrumento y animal doméstico, que al manejarlo los hombres nos produce alergia por dos veces: Primero cuando la tenemos que colocar, sin saber cómo programarla, abusando de los jabones y olvidándonos de los suavizantes. Más tarde, cuando nos ponemos lo lavado y vemos cómo nada más salir a la calle comienzan las ronchas y los picores (que nos van produciendo las camisas y la ropa interior acartonada por detergentes). Todo ello se acrecienta de manera desmesurada, si uno está "solo en casa" en el Japón; pues no hay más que ver la foto bajo estas lineas para pensar o imaginar lo que es enfrentarse a una lavadora japonesa... .
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Acerca de los peligros domésticos recuerdo un día que me mandaron hacer la colada y tras diez minutos tocando botones de allí no salía ni música. Ya desesperado, me agaché por ver si era un contacto o estaba desenchufada y con verdadero terror encontré un ratón al fondo (ver fotos segundas bajo este párrafo). Queriendo "cazarlo", tomé una camiseta vieja y volví a agacharme sobre el lugar donde había visto la rata, observando que aquel roedor además de estar en pié, hacía como ademán de saludarme y ni se movía. Tras ello comprobé con extrañeza que era un muñequito, por lo que fui a mi suegra a decirle que me parcía fatal utilizar un "cimbel" para cazar ratones. Explicando que colocar un ratoncito tan mono para atraer con el amor a otros roedores, no era un método deportivo de cazarlos. Ella me llamó tonto ("baca"), pues al parecer esos ratoncillos son ambientadores de lavadoras y de cuartos de baño, que van rellenos de minerales y de piedras con olores. Evidentemente, en Japón no hay ratas puesto que a nadie se le ocurre inventar ambientadores de ese tipo, ya que el susto es "manifiesto" cuando uno se arrodilla para ver si la lavadora está conectada y se encuentra allí (junto al enchufe) un ratón, de pié y saludando... .
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, foto de una lavadora; instrumento de tortura si uno se queda "solo en casa" en Japón. Tal como cuento en los párrafos sobre estas imágenes, el primer día que quise poner la lavadora, tras media hora tocando botones me agaché por ver si estaba enchufada, encontrándome una rata que me saludaba en el suelo y al fondo, junto al enchufe. Me llevé un susto de cuidado, pero parece ser que estos ratones son muy comunes en Japón (tal como explicamos en los párrafos anteriores). Bajo estas líneas, imágen del ratoncillo japonés, de lejos (junto al sumidero) y en segunda foto, detalle del roedor.
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Para finalizar esta entrada, enseñaremos algunos de los prodigiosos inventos que he visto por los japones ultimamente
: Siendo uno muy curioso el "matamoscas" con pinzas. Sistema para matar moscas tan antiguo como clásico, al que se le ha incluido un "turbo-recogedor". Es decir, unas pinzas que salen de su parte posterior y que a modo de palillos, sirven para recoger el cadáver del difunto insecto; que de este modo y sin ser tocado por los dedos del hombre, puede ser arrojado a la papelera, o a la basura. De tan insigne y perfecto invento, he tomado varias fotos que incluyo en serie; por considerarlo un verdadero avance tecnológico.
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Sobre nuevas tecnologías no es menos importante esta segunda innovación que también incluyo con imágenes. Se trata de unos calzoncillos para el móvil. Los descubrí un día que ví el teléfono celular de mi sobrina japonesa, del que colgaban semejantes "gayumbos" de tipo "cheli" -total-. Pregunté el significado de tan importante adorno que le colgaba de la antena del móvil y me contestó que eran para limpiarlo. Acto seguido metió sus dedos en los calzones (a modo de piernas) y así me explicó como se debía usar el "slip cellular cleaner"; que debe ser como debiera llamarse tan ingenioso invento. Y es que Japón es el país de los grandes adelantos; en el que aún podemos ver igualmente las últimas tecnologías, junto a las costumbres más antiguas y milenarias (aún en vigor).
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BAJO ESTAS LINEAS: Cuatro secuencias del mencionado "matamoscas" con "turbo recogedor". En la foto primera, el matamoscas; en la segunda, un detalle de su parte posterior de la que salen las pinzas. En la tercera y siguientes, el modo de recoger un insecto con las pizas (similado con un palillo).
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Limpiador de teléfonos móviles en forma de "gayumbos". Obsérverse el que debiera denominarse "slip cellular cleaner": Foto de arriba, los calzoncillos cuelgan del teléfono. Abajo, la propietaria mete los dedos en los calzones (a modo de piernas) lo que le permite limpiar el móvil.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Como decimos, Japón es el país donde se alternan y conviven las tecnologías más modernas, junto a las más ancestrales costumbres y técnicas milenarias (existiendo a su vez los objetos más inverosímiles que uno pueda imaginarse). Entre ellos destaca el hecho de que casi todos los solares se suelen explotar como huertas o sembrados. De tal manera y junto a las ciudades o las autopistas más modernas, podemos ver un campo de arroz cultivado -tal como se pudo hacer miles de años atrás-. En la foto, detalle de un huerto en Kawaba, junto a la autopista de Maebashi a Tanigawa. Arriba el cultivo del arrozal, abajo la noria tomando el agua con cañas de bambú atadas (sistema que pudo ser igual al usado hace veinte siglos en la misma zona, famosa por su periodo Yayoi).
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